Créditos: Estuardo de Paz
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El 5 de abril pasado, en el Tribunal de Mayor de Riesgo A se inició el juicio oral y público contra Manuel Benedicto Lucas García por los delitos de deberes contra la humanidad, genocidio y desaparición forzada. Los hechos por los cuales se le juzga se habrían cometido cuando ocupaba el cargo de jefe del Estado Mayor del Ejército, de agosto 1981 a marzo de 1982. En las jornadas 37 a la 39 del juicio se reprodujo el testimonio de seis sobrevivientes. En los audios se habla sobre asesinatos y desapariciones forzadas selectivas, masacres, desplazamientos y quema de comunidades. Mientras, que peritos de distintas disciplinas científicas informan cómo el Estado de Guatemala tuvo la intención y acción para exterminar las comunidades del pueblo Maya Ixil en los municipios de Santa María Nebaj, San Juan Cotzal y San Gaspar Chajul, Quiché entre los años de 1981 y 1982.

Por Simón Antonio Ramón

En la sala de audiencias del Tribunal de Mayor Riesgo A donde se desarrolla el juicio contra el exjefe del Estado Mayor General del Ejército, Benedicto Lucas García, en las jornadas 37, 38 y 39 se conocieron los testimonios de María Caba Caba, María Díaz Laínez, Bernal Asicona, Tiburcio Utuy, José Itzep y Juan Sayib Cruz, sobre masacres y desplazamientos en las comunidades Ilom, Jouvetau, Xix y Axay de San Gaspar Chajul, Quiché entre los años de 1981 y 1982.

Día 37

Martes 18 de junio

Las cinco masacres en el territorio Ixil

En la jornada del 18 de junio se conocieron los testimonios de María Caba Caba, María Díaz Lainez, Bernal Asicona, Tiburcio Utu; y el 19 los de José Itzep y Juan Sayib Cruz. En el testimonio de María Caba sobreviviente de la masacre en la aldea Ilom, Chajul, Quiché, ocurrido el 15 de enero de 1982.

“Llegaron a mi casa sacaron a mi esposo y lo mataron, quemaron la casa, con mi hijo tuvimos que vivir cuatro años en la montaña”, señaló la testigo.

Ese día, según las y los testigos, los soldados llegaron a las 5 de la mañana a la comunidad y obligaron a las personas a ir a la plaza y luego se llevaron a seis personas cuyo paradero se desconoce. Dos meses después, el 23 de marzo de 1982, elementos del ejército regresaron a la comunidad Ilom. Está vez llevaban un listado, obligaron a la gente a movilizarse a la plaza de la comunidad, lugar donde leyeron varios nombres.  Quienes aparecían en las listas fueron enviados a la escuela del lugar, luego el ejército separó a los hombres de las mujeres.

“Los elementos del ejército nos obligaron a cavar cuatro fosas para enterrarlos a ellos -las personas asesinadas-. Las órdenes que daban los soldados las daban en castellano. Decían que ellos eran parte de la guerrilla y que por eso los habían matado”, señaló Bernal Asicona, un testigo cuya declaración en audio fue reproducida como parte de la audiencia de anticipo de prueba.

Luego se escuchó el audio de los testimonios de José Itzep y Juan Sayib Cruz.

Itzep, en el anticipo de prueba que dio el 22 de junio de 2010, se refirió a dos hechos ocurridos en las comunidades de Xix y Xay, donde murieron al menos 28 personas, masacres que ocurrieron el 5 de enero y el 23 de marzo de 1982.

La primera masacre ocurrió en el caserío Xay, el 5 de enero de 1982. Las casas de la comunidad fueron quemadas. “Escuchamos que habían matado a todas familias que vivían en esa comunidad”, dijo al tribunal. A partir de esta masacre “nos organizamos para cuidar ahí, vigilamos, hicimos una bocina con un cuerno de res para que al sonar saliéramos de la comunidad”, dijo.

La violencia que la comunidad de José Itzep no esperaba que llegara, ocurrió el 16 de febrero de 1982. Ese día Tuburcio Utuy junto a Juan Akabal, estaban de turno como parte de las medidas de seguridad que se había establecido la comunidad, cuando vieron venir el ejército de una comunidad cercana. “Un vecino tocó la bocina y salimos, nos fuimos al cerro desde donde miramos cuando el ejército llegó a la casa del alcalde auxiliar Zacarias Juárez y después a la casa de José Tzep -un primo del testigo que tiene el mismo nombre que hizo caso omiso al aviso-, a los dos los mataron”, dijo Itzep.

Horas después de la masacre regresaron a ver a sus conocidos y familiares, ese día fueron asesinadas 21 personas, entre ellos un bebé. “Fue una tristeza ver a los integrantes de la familia quemados, baleados, degollados. Ahí lloramos porque había tristeza”, dijo el testigo. “Quemaron el maíz, el frijol, quemaron la aldea, ya no teníamos donde vivir. Hasta quemaron los papeles de los terrenos y fuimos a vivir a otras aldeas”, agregó.

Juan Sayib Cruz, otro de los testigos, declaró sobre la masacre ocurrida en la comunidad desaparecida Jouvetau, Chajul, el 22 de enero de 1982. “Fui con mi hijo pequeño que me pidió que lo llevara a traer leña, escuché que cayó una bomba, luego vi cuando el ejército llegó a rodear la aldea como las 6 de la tarde y 7 de la noche, empezaron a disparar”, dijo el testigo.

“Ese día murió mi esposa, dos hijos míos -Catarina y Sebastián-“, narró el testigo. En ese hecho se contabilizó el asesinato de ochos personas. Afimó que se tuvo que ir de la comunidad, vendió sus pertenencias y se fue a vivir a Chisis y hasta ahí llegó el ejército a buscarlo a él y a las otras familias con las que él se desplazó.

Tiburcio Utuy, el desplazamiento masivo y el interrogatorio de Pérez Molina

Utuy indicó que al menos 1 900 familias de las comunidades Santa Catarina, Ixtlán, Las Majadas, comunidades de Uspantán, entre otras, se juntaron en las montañas, calculó que al momento de movilizarse podrían ocupar una distancia de tres kilómetros.

“Nos juntamos ahí como unas 1 900 familias porque cada líder sabia cuántas familias llevaban, tal vez éramos unas 40 mil personas. Nos quemaron las casas, animales, la comunidad quedó arrasada, quemaron los aguacates, guineos, abonos, gallinas y otros”, dijo.

Señaló que a veces en los lugares donde se desplazaban se ponía de acuerdo para buscar comida o tierras para cultivar, maíz y malangas.

Un año después, en el lugar donde se encontraban en las montañas de la zona reina, el ejército los rodeó en las fincas Chikoya’, Santa Clara, Amakchel, Cabá y Cerro Canavales. Durante el desplazamiento murieron aproximadamente 100 personas por hambre, sed y enfermedades como sarampión y tosferina.

Después, Tiburcio Utuy y su familia se fueron a trabajar a la finca Santa Clara. Señaló que el 16 de noviembre de 1983 junto a otras dos personas fueron a traer caña de azúcar en una finca cercana que se llama finca Cavalonga. “Yo iba adelante, alcancé a ver unas huellas en el lodo lo que me pareció raro, cuando me agarraron del cuello. Logré gritar para que los otros corrieran”, dijo.

Utuy contó que lo amarraron del cuello, los brazos y la cintura. El oficial del destamento donde lo llevaron felicitó al agente que lo detuvo. A Utuy le preguntaron dónde estaban los campamentos de la guerrilla y el buzón de armas, al no saber las respuestas, lo golpeaban y quemaban partes de su cuerpo.

El 17 de noviembre lo llevaron a Nebaj, Quiché. “Al día siguiente me llevaron en helicóptero a Nebaj, al destacamento donde está el centro de Salud. Ahí estaba el oficial en la terminal, ahí me llevaron, ahí aterrizó el helicóptero, ahí me llevaron”.

Utuy aseguró que quien lo interrogó fue Otto Pérez Molina.  “Otra vez me hicieron entrevista, Otto Pérez Molina, él me entrevistó, él estaba aquí. Lo conocí por su cara, según un oficial señor Tito le dijo, le dicen Tito y lo conocemos como Otto Pérez Molina”, declaró

Tras estar secuestrado por el ejército, desde el 16 de noviembre de 1983, fue llevado a diferentes lugares hasta que logró escapar el 16 de julio de 1984. “Nosotros no somos enemigos del gobierno, ellos nos tomaron como enemigos, por eso estamos pidiendo justicia, que se castigue a esas personas por los miles de gentes que se murieron”, dijo ante el juez que recibió su testimonio en anticipo de prueba.

Día 38

Miércoles 19 de junio 2024

Mientras trabajaban, escucharon en la radio que el obispo Juan Gerardi había sido asesinado

En la audiencia de la jornada 38, se presentó el peritaje forense sobre las osamentas encontradas en la comunidad Ilom, tras la masacre que ocurrió el 23 de marzo de 1982, el día que José Efrían Ríos Montt y un grupo de oficiales del ejército dieron el golpe de estado a Romeo Fernando Lucas García, hermano de Manuel Benedicto que ahora está en juicio. De esa masacre sobrevivieron María Caba Caba, María Díaz Laínez y Bernal Asicona.

Un perito señaló no se permitió a las familias enterrar a sus seres queridos. El peritaje fue presentado por el antropólogo Juan Carlos Estrada Gamboa, quien señaló que dirigió el equipo forense del Centro para la Acción Legal para Derechos Humanos (CALDH) cuando se realizó la exhumación, por su experticia como antropólogo físico.

“En las fosas donde fueron encontrados 56 cuerpos, la forma en la que estaban, no tenían una lógica de cementerio y de entierro porque no estaban envueltas en sábanas o taludes”, señala el perito. “En una bolsa de una de las personas fue encontrada un billete de Q20”, agregó.

De las 56 osamentas, se logró identificar a 15 personas. Señaló que los trabajos de exhumaciones se realizaron entre 1998 y 1999. Mientras las realizaban, el grupo que trabajaba logró escuchar en la radio del centro de salud del lugar que el obispo Juan José Gerardi Conedera había sido asesinado

Día 39

Miércoles 19 de junio 2024

Él me pidió que buscara su cédula, pero cuando salí, ya no estaba, los militares se lo llevaron”

Durante la jornada 39 del juicio contra Benedicto Lucas García se reprodujeron los audios de los testimonios de María Gómez, sobreviviente de la masacre en la aldea Jauventau, el 25 de agosto 1981 y de Sebastián Sakiq Córdova, sobreviviente de la masacre en Chisis, del 13 de febrero de 1982.

Los testimonios se habían dado en anticipo de prueba, el 23 de octubre de 2014, ante el juez Miguel Ángel Gálvez, quien entonces presidía el juzgado de Mayor Riesgo B. Los testimonios fueron dados en idioma maya Ixil y traducidos al español de forma simultánea.

María Gómez testificó que el 25 de agosto de 1981 su hijo Sebastián fue desaparecido por un grupo de unos 60 miembros del ejército, que llegaron a su casa a las 11 de la noche. Dijo que la mitad entró a la casa y el resto se quedó afuera. A Sebastián lo sacaron y lo amarraron. “Él me pidió que buscara su cédula, pero cuando salí, ya no estaba, los militares se lo llevaron”, señaló María Gómez.

Testificó que esa noche también se supo de la violación de una mujer joven de nombre Catarina, un crimen cometido “por todos los soldados que llegaron a la comunidad”, que son los que llevaron a su hijo, mujer a la que posteriormente encontraron muerta. Señaló que el único de sus hijos que sobrevivió fue Juan Saqij, ya que ese día a él lo habían mandado a cuidar la milpa en otro lado.

Dijo que tuvo 14 hijos, sus otros 12 murieron por diferentes enfermedades, unos en las fincas donde trabajó y otros durante los desplazamientos en las montañas. Otro día, un grupo de soldados llegó a la comunidad, quemaron las casas, les dejaron sin ropa y sin comida, lo que los obligó a dejar por completo la comunidad. En los registros actuales de San Gaspar Chajul, la comunidad Junventau ya no existe.

Sebastián Sakiq Córdova, declaró que el día que llegaron los soldados a su comunidad él y a otros cuatro hombres fueron obligados a ir al destacamento militar que estaba en San Juan Cotzal, para conseguir una bandera. Pero al llegar al lugar, los hombres que iban con él fueron detenidos y luego asesinados.

“Nos dijeron que la bandera era símbolo de libertad, pero después sucedió la masacre”, dijo. Al referirse a la masacre en su comunidad Chisis, el 13 de febrero de 1982, señaló que murieron unas 400 personas.

Le dijo al juzgado que en la comunidad se rumoraba que Gaspar Pérez entregó al ejército una lista con nombres de comunitarios donde se les acusaba de apoyar o integrarse a la guerrilla. Además, dijo que el ejército se llevó a una persona de nombre Domingo Velasco y que no se supo más de esta persona.

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